Tras más de un año de espera, llegó a netflix la quinta y última parte de (Des)encanto, la más reciente serie del creador de Los Simpson, Matt Groening. Debo decir que como muchos, casi no recordaba lo que había pasado en las partes anteriores. Pero después de un par de episodios, le fue agarrando la onda. Y, además, me volví a enamorar de nuevo de la historia.
Siento que (Des)encanto destacó desde su primera parte por su trío de protagonistas, bastante diferentes entre sí, pero capaces de darlo todo por su amistad. Uno de los temas principales de la serie. Y está última parte no me falló en eso, pues Bean, Elfo y Luci encontraron la manera de apoyarse entre ellos y salvar a Dreamland de Dagmar.
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Sobre Dagmar, debo decir que me parece una gran villana. Muy sexy, por cierto. Pero muy mala madre. Mi única queja con el personaje es que me desesperó que su enfrentamiento con Bean se alargara a través de los 10 episodios y no explicara bien para que quería a Bean (porque al final no la necesitó). Y bueno, aunque su desenlace no fue el mejor, creo que el dejarla viva podría dar paso a un revival de la serie en el futuro como sucedió con Futurama.
Regresando a Bean, amé que por fin logró controlar sus poderes y que aunque suene cliché, derrotara a su madre con el poder del amor. Porque Dagmar nunca iba a poder experimentar ese sentimiento, pues sólo se amaba a sí misma. En cambio, Bean era amada por muchos (y ella los amaba de vuelta) y todos estaban dispuestos a sacrificarse por ella.
También me encantó su romance con Mora y que la serie se alejara del tropo de bury your gays (entierra a tus gays). Y es que luego de que Bean matara a Mora por accidente, dude de que esta pareja tuviera un final feliz. Pero lo tuvo. Y todo gracias a nada más y nada menos que Luci, mi personaje favorito de la serie.
Luci creo que fue el personaje que tuvo un mayor desarrollo en esta última parte de la serie. Y es que dejó a un lado su fachada de demonio sin sentimientos y egoísta, y admitió que amaba a Bean y se sacrificó para que ella fuera feliz. Sinceramente, lloré cuando le dijo a Dios que su deseo era que Mora reviviera, pues Bean ya había pasado por mucho y merecía ser feliz. Fue algo muy desinteresado de su parte y también heroico.
Aunque Luci no fue el único personaje que destacó. También me sorprendió la chica trapeadora con su inteligencia y astucia. Y estoy de acuerdo en que ella y Elfo merecían gobernar Dreamland, pues ambos eran mitad elfo mitad otra raza. Y eso era importante para poder unir a los humanos y los elfos, quienes en el pasado vivieron en el castillo. También amé las interacciones de Dios, Jerry y Luci. Realmente el humor eso algo que nunca falla en esta serie y me la pase muriendo de risa en varios momentos.
Eso sí, creo que la serie desaprovechó la trama de Steamland. Y me daba un poco de flojera cada que vez que aparecía Alva en pantalla. Aplaudo que finalmente se revelaran las razones por las que quería casarse con Bean y gobernar Dreamland, pero no fue un giro inesperado o que aportara algo a la trama de Bean y su madre. Bien se pudo haber cortado al personaje y no afectaba en nada.
Finalmente, me gustó que todos tuvieran su final feliz, aunque si me hubiera gustado que Bean se despidiera de Elfo y no se marchara con Mora así como si nada. También creo que Luci merecía volver a ver a sus amigos una vez más y que Bean se enterara de su sacrificio. Pero en general, me pareció que esta última parte cerró la mayoría de las tramas, desarrolló a sus personajes y resolvió los grandes misterios de la serie como quién le disparó a Elfo y de dónde provenía la magia.
