El extraño origen de Rondo of Blood, el videojuego en el cual se inspira Castlevania: Nocturne

Pensarás que el universo de los videojuegos hoy día es gigante, pero siempre lo fue. La década de 1980 fue la piedra fundacional para lo que se vive en la actualidad, y la década de 1990 fue la primera en entregar una multitud de opciones lúdicas en todo tipo de plataformas y dispositivos. Esas dos décadas dejaron en claro algo: el mundo de los videojuegos tendría clásicos y leyendas; Castlevania: Rondo of Blood, lanzado por primera vez en Japón el 29 de octubre de 1993, entra en la última categoría.
Este juego icónico de la serie Castlevania, reconocido por su jugabilidad excepcional, su intrincado diseño de niveles y su música inolvidable, se establece como un referente en la actualidad con el estreno de la serie Castlevania: Nocturne. Pero no solo los aspectos mencionados lo hacen genial: el peculiar comienzo de Castlevania: Rondo of Blood, uno marcado por giros inesperados, es lo que hará que te sientas aún más atraído hacia la serie.
El derrotero de Rondo of Blood comienza a finales de los años 1980. La serie de videojuegos de Castlevania, creada por la gran empresa Konami, ya se había ubicado como una a seguir al haber lanzado varios títulos exitosos como el Castlevania original (1986), Castlevania II: Simon’s Quest (1987) y Castlevania III: Dracula’s Curse (1989). El estilo de los primeros juegos de la saga era de progresión lineal, puro 2D, cosa que para la entrada de la nueva década, la de 1990, se veía anticuado: la industria del juego estaba pasando del 2D al 3D y la serie Castlevania aparentemente quedaba atrás. La franquicia necesitaba un nuevo comienzo.
Rondo of Blood fue concebido durante un período extraño de Konami. La compañía se centró principalmente en sus divisiones de arcade y consolas domésticas, dejando poco espacio para el desarrollo de un nuevo título de Castlevania. En un giro inesperado, la producción del juego se asignó a una plataforma relativamente extraña, la TurboGrafx-16 (conocido como PC Engine en Japón), una consola que poco parecía combatir contra las muy bien establecidas Super Nintendo y Sega Genesis.
TurboGrafx-16, una consola más bien de nicho, llamó la atención para un lanzamiento de la saga Castlevania, pero tuvo un punto muy a favor para los desarrolladores: la mayor libertad creativa se notó y se sintió luego. Y es que quienes trabajaron en el proyecto llevaron el hardware de la TurboGrafx-16 al límite. El director de Rondo of Blood, Toru Hagihara, quería ofrecer un producto que fuera visualmente impresionante. El resultado fueron gráficos geniales, detallados, acompañados por una banda sonora perfecta por parte de Michiru Yamane.
Si a esto último le sumamos una jugabilidad que combina la mecánica clásica de Castlevania con nuevas innovaciones, como caminos de niveles ramificados y secretos oculto, el mote de leyenda de Rondo of Blood es más que lógico.
Más allá de todo lo anterior, y siendo un verdadero éxito entre la crítica especializada, Rondo of Blood fue una gema oculta durante años para Occidente. Y es que la limitada popularidad del TurboGrafx-16 fuera de Japón hizo que el videojuego sea visitado en su legado solamente gracias al boca a boca y la aparición de emuladores y traducciones de fans, más allá que tuvo una versión para Super Nintendo titulada Castlevania: Dracula X de 1995, muy recortada en todos sus aspectos. Con los años, Konami reconoció la perdurable popularidad del juego y lo incluyó en varias compilaciones de Castlevania, llevándolo a un público más amplio.
El extraño comienzo de Castlevania: Rondo of Blood lo volvió un clásico atemporal en el mundo de los videojuegos. Por eso hay que aplaudir a netflix por darnos una mirada más ampliada aún de su historia a través de Castlevania: Nocturne.