Después de casi dos décadas, la saga que puso de moda el género del horror independiente y que cautivó al público en 2004 con su originalidad, violencia y derramamiento de sangre regresa a la pantalla grande con su décima entrega. John Jigsaw Kramer, la mente maestra detrás de las trampas más retorcidas del cine, se vuelve el centro de atención en Saw X que se estrena hoy en todos los cines.
Ubicada entre los eventos ocurridos en Saw y Saw II, la franquicia toma la atinada decisión de centrarse en John Kramer (Tobin Bell) mientras lucha contra su cáncer terminal. Después de unirse a un grupo de autoayuda de desahuciados, uno de sus compañeros, Henry (Michael Beach) se cura maravillosamente y le cuenta todo a John quien, ilusionado, contacta a la doctora Cecilia Pederson (Synnøve Macody Lund) que lo cita en su clínica clandestina ubicada en México.
Kramer, desesperado, asiste a la cita con dinero en mano, pero todo resulta ser una estafa, por lo que John deberá aplicar la justicia en sus manos y darle a cada quien lo que se merece.
Kevin Greutert, el director encargado de esta entrega, es un viejo conocido de la saga; ha estado desde el comienzo y se nota a leguas. Junto al trabajo de los guionistas Pete Goldfinger y Josh Stolberg logran estructurar la historia como las de antaño. Se dan su tiempo para preparar el escenario y montar las trampas que irán creciendo en complejidad y en inventiva hasta una gran y épica resolución. Esta forma de regresar a la estructura del pasado es un gran homenaje para los principios de la saga y una gran introducción para los nuevos fans.
Pero el twist más grande, el que hace que esta entrega sea grandiosa y de lo mejor de la franquicia en décadas, es poner en el centro en el personaje de John Kramer. El genial guion lo convierte en verdugo, víctima, villano y héroe en un viaje de 118 minutos que deseamos que continúe en otra entrega.
Este renovado enfoque en Kramer y su historia permiten explorar más al mítico personaje. La actuación de Tobin Bell ayuda a que esta perspectiva no se sienta forzada ni repetitiva ni mucho menos vieja a pesar de ya han pasado casi 20 años.
Otro personaje que vuelve y que nos da esperanza de que todo seguirá en más entregas es el de Amanda Young, interpretado a la perfección por Shawnee Smith. La química que logra junto a Tobin Bell es una belleza. Esta dinámica añade una tensión a la trama que se suma al suspenso y al bien logrado gore para mantenernos pegados a la pantalla, ansiosos por ver en qué momento Amanda enloquece.
Los productores Mark Burg y Oren Koules cumplen con su promesa de ofrecer trampas simples pero brutales, como las de las primeras películas, mientras nos ofrecen un giro innovador en la franquicia.
La fotografía de Nick Matthews es sucia y oscura. La cinta parece que fue filmada a finales de la década de 1990. Sumando la gran banda musical de Charlie Clouser de Nine Inch Nails, además de preparar momentos geniales de suspenso y grandes movimientos ruidosos de acción, se da su tiempo para rememorar los acordes clásicos de Saw que te harán querer levantarte de tu asiento para aplaudir a Tobin.
En resumen, Saw X: El juego del miedo es un gran regreso. A las trampas sangrientas e icónicas que tanto nos impactaron en sus inicios se les suma una reivindicación a John Kramer, cosa que le agrega una capa de profundidad a su historia. Es una necesaria inyección de frescura a una de las historias más importantes de horror del cine actual. Sin duda una de las mejores entregas de toda la franquicia y de lo mejor del género en años.